Pan con chicharrón peruano

El Perú podría ser campeón del mundo

No lo hubiera apostado aunque voté a favor en cada ronda. El Perú hoy es finalista en el concurso más viral e increíble de los que las redes sociales han visto en los últimos años: un mundial de desayunos.

No es poca cosa. El español Ibai Llanos es una de las figuras más grandes en las redes sociales de habla hispana. Ha organizado eventos de gran impacto y rentabilidad la Velada del Año y ha participado en la Kings League. No es un David Ramos del mundo digital. Es decir, no es un NN.

Y no ha sido un camino fácil. Pero vamos por partes, mordida a mordida.

Aunque concederé que los chilaquiles que presentó Ibai como el desayuno mexicano eran seriamente deficientes. Pero algo jugaba a favor de México: toda la población peruana (unos 30 millones) cabe en el área metropolitana de la capital de México, un país de alrededor de 130 millones.

Las siguientes dos fases encontraron a Perú con dos rivales históricos frente a quienes los peruanos tenemos heridas mal cicatrizadas: Ecuador primero y luego, imposible un drama mayor, Chile.

Voto a voto, Perú y su pan con chicharrón se abrieron paso hasta llegar a una final quizás impredecible: será contra Venezuela y su versión de la arepa.

En cada fase, cómo no, he votado por Perú. Pero debo confesar que en la vida he probado un pan con chicharrón, y no por falta de peruanidad, o quizás sí. No como carne. Ni pollo, ni res, ni cerdo, ni pescado. “Nada que haya tenido ojos y se haya movido”, como le suele explicar mi esposa a cada mozo confundido con mis exquisiteces difíciles de comprender.

Que no es que me den pena los animalitos, tampoco. Es que no se me antoja nada. Que yo sé, que no sé lo que me pierdo. Sí, vamos, lo voy escuchando por varias décadas ya.

Eso por supuesto que me priva de gran parte de la gastronomía peruana (no, claro que no me aleja de la papa a la huancaína). Pero así y todo votaré por el pan con chicharrón. Aunque, además, se me antoje más un pan francés con su tamalito criollo y su sarsa. Es decir, que creo que debió haber una ronda de grupos para definir cuál sería el desayuno bandera de cada país. Aunque posiblemente da lo mismo. Que no es el pan con chicharrón lo que compite aquí, es la cocina peruana entera.

En fin, que Perú obtuvo más de 9,8 millones de votos para el pan con chicharrón en las semifinales contra Chile.

¿Qué sigue? Difícil adivinar. Que en las cifras puras, Venezuela pasó a la final con 5,5 millones de votos. Así que, sobre el papel, Perú podría fácilmente alzarse con el triunfo. Pero es que aquí vota todo el mundo, no necesariamente sólo los ciudadanos de un país o de otro.

Que no piden documento nacional de identidad para votar, es decir. Que la victoria no está cantada.

Irónicamente a la par de estas victorias culinarias Perú firmaba y confirmaba su eliminación definitiva de la Copa del Mundo 2026, ese trofeo tan esquivo. Que el talento que tenemos para el buen comer no se nos ha dado para el balompié, resulta claro.

Pero es un momento de unidad nacional singular, que no merece ser opacado con nada. Que celebremos, comamos, bebamos y votemos. Y que lo que no se nos da con goles nos llegue con buenas sazones.

Y sea cual sea el resultado, recordemos esa unidad en torno al orgullo patrio alimenticio y, qué sé yo, votemos a conciencia en las elecciones de 2026. Esas también cuentan mucho.

*Ilustración: David Ramos / Generada con IA (Seedream vía Abacus.AI).

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