Santa Rosa es peruana pero, sobre todo, loretana

“… Y no existirán fronteras con banderas extranjeras porque somos del Perú”

Loreto tiene el alma guerrera. Su himno regional nos habla del orgullo peruano pero, claro, también desliza para el que sepa leer (y cantar) entre sus líneas la herida que no cicatriza.

Loreto es, para ponerlo sobre el mapa, la región más grande del Perú y es enteramente amazónica. Si bien se dice que el Amazonas hunde sus raíces en las montañas de los Andes peruanos, formalmente recibe su nombre cuando el río Ucayali y el Marañón unen sus aguas frente a la localidad loretana de Nauta.

Así, cuando alguien imagina una escena con el Amazonas surcando la Amazonía peruana… piensa en Loreto. Y su capital es Iquitos, provincia de Maynas.

Maynas, que a otro país vecino le debe sonar por el lema de “Tumbes, Jaén y Maynas, ni de a vainas”. Sumémosle Santa Rosa, si gustan.

“Blanca y roja es mi bandera”

A un año de dejar el poder colombiano, el presidente Gustavo Petro, con una desaprobación del 58%, ha encontrado una forma facilista de intentar silenciar sus crisis y distraer a su nación: “La vieja confiable”, la defensa de “la patria”.

“Colombia no reconoce la soberanía del Perú sobre la denominada isla de Santa Rosa y desconoce a las autoridades de facto impuestas en la zona”, dijo el 7 de agosto desde la —hasta hace poco más de un siglo peruana— ciudad de Leticia el presidente colombiano que, según la prensa de su país, decidió trasladar la celebración de la Batalla de Boyacá para ese día desde, sí, Boyacá —”Cuna y Taller de la Libertad” colombiana— a causa de un paro minero que hasta entonces no lograba resolver.

Dato curioso. Leticia se llama así, se cuenta, por una bella mujer llamada Leticia Smith, que vivía en Iquitos. Loreto es clave.

Y Loreto tiene memoria. Y a Loreto (a todo el Perú, pero mucho a Loreto), le han quitado demasiado.

Quizás sea difícil de entender para buena parte del Perú. Es algo distante, algo que no ha tenido tanta promoción como los conflictos con Ecuador o Chile. Pero érase una vez que Perú le cedió unos 100.000 kilómetros cuadrados, permitiéndole el acceso al Amazonas, a Colombia.

100.000 kilómetros cuadrados de territorio peruano. De territorio loretano.

Nos suena más Arica y Tarapacá, al sur. Pero se perdió algo más al otro lado del Putumayo, al nororiente.

Honestamente, de mi parte —ya saben, no soy el peruano más patriota—, sería partidario de dejar el asunto atrás. Que la historia está para aprender no para recelar. Que guardar el resentimiento por un territorio que lleva un siglo perdido no nos hace ningún bien.

Pero es que luego aparecen canallas como Petro y compañía. Y ya basta.

“… y no existirán fronteras con banderas extranjeras”

Militares y ciudadanos peruanos en Santa Rosa de Loreto comenzaron su día izando el pabellón y cantando el himno nacional.
Militares y ciudadanos peruanos en Santa Rosa de Loreto comenzaron su día izando el pabellón y cantando el himno nacional, el 14 de agosto de 2025. Foto: ANDINA/ Prensa Presidencia.

Hay un patriotismo grande en Loreto. Y no es un patriotismo de 28 de julio o de eliminatorias de la selección de fútbol. Es el patriotismo del que vive cuidando la cerca, que ya se la han movido antes y no está dispuesto a que se la muevan de nuevo.

Me costó entenderlo incluso viviendo la adolescencia entera en Iquitos. Me cuesta. Pero quizás Petro, sin quererlo, me está ayudando. Porque se me hacen indigestos los patrioteros, esos que enarbolan “la patria” como quien enciende cartuchos de dinamita pensando que son cohetecillos.

Canallas que, como diría Serrat, “juegan con cosas que no tienen repuesto”.

Porque de que Santa Rosa es peruana no cabe duda alguna. Pero sobre todo, Santa Rosa es loretana. Y Loreto se defiende. Y eso también debe quedarle claro a Lima, que con más frecuencia de la debida ha sido pródiga con aquellos terrenos que quedan más allá del Rímac.

“… porque somos del Perú”.

*Pie de foto: Vigilia por la paz en el distrito de Santa Rosa de Loreto, el miércoles 13 de agosto de 2025. Foto: ANDINA/Prensa Presidencia.

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